Wednesday, 18 November 2009

Y el frio viento acariciaba su oscura cabellera mientras ella se hallaba arrodillada sobre el césped llorando lágrimas de dolor,
sintiendo como todo sucumbía al vacio a su alrededor.
Su piel lechosa se humedecía con lágrimas mientras sostenía entre sus manos una marchita rosa y un inmensurable dolor se arrojaba sobre su ser...
Su corazón cargaba con el lamento y su alma tan frágil se marchitaba por la desesperación,
pues toda esperanza se había ido y ya no había nada a su alrededor.
Sus pensamientos volaban a lo lejos tratando de hacer parar tal dolor en su corazón, pero todo su ser estaba cansado por tal pérdida y ella solo se dejo llevar sin objeción.
Sus rojos labios mojados con esas lágrimas de dolor, susurraron el nombre de aquel que ya no existía,
tratando de que sus palabras le hicieran recobrar la vida o al menos se fuera el dolor.
Trató de sobreponerse desesperadamente a la verdad pero ya la rosa se había envejecido
y solo un recuerdo permanecería en su corazón y en su alma,
el recuerdo de aquel que ya no estaba a su lado.
El dolor se apoderó de ella sin piedad y su corazón y alma se hundieron irremediablemente en el olvido y la desesperanza,
porque el que ella amaba, ya no la abrazaría ni la protegería,
porque solo susurraría su nombre, un nombre que el no oiría...
El frío viento humedecido con la lluvia mojaron sus negras ropas,
y ella ahí descalza, abrazaría la lapida que selló su destino y abraso su corazón en el dolor
Su llanto no seria escuchado y su corazón no seria curado,
el sol no brillaría, y solo un pensamiento viviría en ella:
El de su amado

21.06.06. / 10:23 pm
Rafael Quintero

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